La apuesta por la energías renovables

Amylkar D. Acosta M.

Colombia siempre se ha ufanado de tener una matriz energética diversificada y limpia, habida cuenta que 66% de la base de generación de energía es de origen hídrico. Ello le ha valido una buena calificación tanto por parte del Foro Económico Mundial como por parte del Consejo Mundial de Energía, ubicándola entre los 10 primeros países en el escalafón. No obstante, la que ha sido considerada su mayor fortaleza, el preponderante componente hídrico en la matriz de generación, devino en su mayor vulnerabilidad debido al cambio climático, restándole confiabilidad y firmeza. Huelga decir que después de lo acaecido con la construcción de la Hidroeléctrica del Quimbo primero y más recientemente con Hidroituango, hacia el futuro la viabilidad de proyectos de esta envergadura será cada día más remota.

Ello explica, en gran medida, el hecho que en el último reporte de Responsabilidad Global 2018 de Bertelsmann Stiftungy y Sustainable Development Solutions Network Colombia está en el penúltimo lugar de Suramérica en el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, solo por encima de Venezuela. Colombia tiene un Índice de 66,6, que lo ubica en el puesto 74 a nivel mundial y en el 9º lugar en Suramérica. Suecia ocupa el primer lugar a nivel mundial con un Índice de 86 y Chile primero a nivel Suramericano con 72,8!

Y recordemos que Colombia fue el principal promotor e impulsor de los ODS, aprobados por las Naciones Unidas en 2015, habiéndolos adoptado mediante el Documento CONPES 3918 de 2018, en el cual se establece la estrategia para su implementación. De igual manera, adquirió un serio compromiso con el Acuerdo de París (COP21), que establece la hoja de ruta de la lucha contra el Cambio climático, el cual fue ratificado por el Congreso de la República mediante la Ley 1844 de 2017.

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